lunes, 8 de septiembre de 2008

Domingos

Los domingos me agarra el miedo. De no poder seguir así. De que no pasa nada. De sentirme feo. De que no hay absolutamente nada que yo pueda hacer para torcer el rumbo. Que eso que creo que estoy haciendo no es más que la lógica inexorable del destino poco grandioso que me tengo (me tienen) preparado. Que la gente no cambia, o que el cambio es tan pequeño y difícil que me pregunto si vale la pena todo ese esfuerzo. De que el lunes es tan odioso porque es la confirmación de que otra semana calcada comienza.

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