domingo, 12 de abril de 2009

Por favor

Por favor deja de estar en mi cabeza noche y día . No tenés derecho romper la paciente y laboriosa paz mental construida a base de cerrar las compuertas de la mirada, del deseo, de los olores. Y ahora solo tengo tu cara, difusa, suspendida sobre mi cama, mirándome con tu sonrisa o tu seriedad o tus mandíbulas apretadas como cuando estás pensando. O sobre el caño del subte, a la mañana, o sobre la pantalla de la computadora, o dentro de la pantalla de la computadora. No podés preguntarme en dónde está mi cabeza, justo cuando la tengo estacionada sobre tu regazo, tus hombros, tus tetas, tus manos. Ahora soy, otra vez, un ser miserable que solo espera el momento de volver a encontrarse con vos para hacerme el superado de la situación porque no podría soportar, otra vez, que me rechazen, que me digan con mucho tacto o poco tacto que no, que no puede ser, que tenés una relacion a mitad de camino, atascada en quién sabe qué enganche repetido y que te trae por la vida con esa cara de melancolía todoterreno. Una vez me contaron de una maldición gitana que dice "ojalá te enamores" y vaya si lo es y... basta, no más. Odio la locuacidad del que intenta justificar a precio de palabras aquello que no tiene figura ni traza ni huella. Estoy harto. De no poder encontrarme, de no poder superarme, de no poder lograr que todo me importe absolutamente un carajo, y es quizá porque siento que cuando eso ocurra voy a estar muerto por dentro, y no quiero ser pasto de esa locura. No quiero irme con un grito incomprensible para mí.