jueves, 11 de septiembre de 2008

sábanas mojadas

Cuando estoy mal me enfermo. Cuando no digo lo que tengo que decir me enfermo. Es como los sensores de alarma de auto cuando están demasiado sensibles y se activan a la menor vibración (este año ya van tres veces). Me llama el boludo de mi jefe y me pregunta porqué no chequeé los e-mails. Yo me veo golpeándole repetidamente la nariz contra el borde afilado de una pileta de cemento, hasta dejársela como un colgajo sanguinoliento, al ritmo de "no ves que estoy en la cama todo incómodo y sudado te pensás que me divierte?", pero lo que sale de mi boca es " sí, apenas pueda los controlo, sí, no me baja la fiebre", y lo dejo descargarse. Me corta caliente, encima. La verdad es que no encuentro las ganas de atacar, no encuentro la energía para hacerlo. No tengo más Chi. Me voy a dormir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Atacar no es lo mismo que decir. qué pena ser tu jefa por estos días que duraron meses y casi años.