martes, 25 de agosto de 2009

La hora del mono

Estoy curioso por ver cómo esta tenaza que me aprieta la mente se va a disolver poco a poco hasta convertirse en nada. Ahora que me animé a lanzarte en el vacío, ahora que me animé a soltarte la mano, quiero ver si mi enganche por vos es un capricho o si es algo de verdad. Ya no confío en mis impresiones. Demasiadas veces creí que mi amor era constante y fuerte y con el tiempo se reveló débil e intermitente e insustancial. Me da miedo que esté actuando otra vez la histeria, esa amiga que me acompaña desde la más tierna infancia, cuando me enamoré en tercer grado de Maria Teresa, la chilenita que gustaba de Maximiliano. Ahora quiero ir a fondo con el experimento: me la voy a bancar a ver si esto que me ocupa la cabeza es un pasatiempo o si de verdad las cosas que nos dijimos son sólidas. Y no quiero justificar nada, no quiero demostrar nada de lo que no soy, porque los personajes son cansadores, te toman y no te dan respiro, te ocupan partes de la cabeza que deberíamos usar para ver lo que está acá, ahora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿y, descubriste? ¿o te sigue carcomiendo la duda?

Anónimo dijo...

los personajes están hechos para la ficción. ¿y qué es la vida sino una sumatoria de ficciones?
lo que mas voy a extrañar de todas las cosas que no serán, son:
un primer día de clases compartido
una primera palabra
un segundo cumpleaños y todos los demás
un baile repetido en alguna fiesta de antaño
una pelicula o serie esperada
otro puerperio con cara de mujer
las canas tempranas aliviadas por la compañía
los sueños de libertad
una casita, minúscula, a unos largos metros de una playa, desierta por ahora, en un páramo de nombre continental.
y un sinfin de cosas que no alcanzaría mencionar en este cubiculito.