lunes, 11 de agosto de 2008

Qué terrible es no enamorarse. Siento que el tiempo pasa corriendo al lado mío y el pescado sin vender, por así decir. En realidad no es correcto, más bien me quedé sin pescado. Estoy vacío. Cuando hablo de amor hablo del amor romántico, de ese que le das a una sola persona. Porque del otro (quizá no haya más de uno, después de todo) tengo y doy: tengo mis amigos y mi familia, a los que aprendí a querer por ellos mismos y no por lo que me puedan dar (tarea nada fácil, en mi caso). En realidad, es como si le hubiera perdido el sentido a esa cosa artificiosa (?) de construir el mundo de cíclopes de Cortázar, de vos y yo para toda la vida (aunque sea aquí y ahora). Pero sospecho que quizá se deba a la falta de práctica... A fin de cuentas el mundo es de los entusiastas, no de los iluminados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

para ser entusiasta hace falta una gran cuota de luminosidad