martes, 3 de noviembre de 2009

Miro

Un trazo de impresiones sobre el agua turbia de mi inconsciencia.
Una traba constante respecto de mis propias preguntas.

Si ayer era todo dolor y congoja ¿porqué soy hoy razonable duda?
¿Qué ritmo se altera, qué cuerdas invisibles pulsa aquel que mira
y se divierte avanzando, retrocediendo, la cinta circular de mi vida?

Porque tejo mi propia tela de palabras no dichas que abortan
cuando trato de lanzar el verbo.
Soberbia de aprendiz eterno, cuando ese verbo no existe en ninguna parte
o es solo una ocurrencia (o trabajosa rectificación).

En este tomarme tan en serio se me va la vida preciosa

y miro,
esperando que por entre los pliegues de mi piel asome
algo que se parezca a un alma,
algo que me diga que no soy solo un cúmulo de ida materia,
un cuerpo repetido, con manos como millones de manos
para tomar lo que ninguna ha retenido.
Y el espejo desquiciado me devuelve mis terrores y me voy,
prendado de ellos,
Me voy preñado de ellos.

Un ombligo mira a otro ombligo
¿será que el ojo con el que me miras
es el mismo ojo con el que yo te miro?
Estoy suspendido entre dos antes, de esos que uno recuerda con anhelo
y respiro, desafiado, como una grulla azorada contra el cielo de tormenta.

¿Con qué calor, padre calmo, se llena este vacío?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué lástima que no haya discurrires de los últimos años! la escritura tiene ese poder tan personal de vestirnos frente a nosotros mismos y de desnudarnos ante los ojos de los demás! no lo abandones, siempre habrá alguien que sepa disfrutar de la ficción.

Esperanza Van Nooit dijo...

Qué lástima que no haya más entradas en este blog...